VAN GOGH
Viernes pasado. A eso de las 3 pm.
Una camilla, una vieja histerica (yo), una bruja (la cirujana) y mi orejita que no tenía ni idea de lo que le iba a pasar.
Y todo por culpa de la ......vanidad. Por culpa de los diseñadores de accesorios que no piensan en las orejas.
Por culpa de mi complejo de cuello corto y de mis noches en donde la pereza de quitarme los aretes me podía. O en el peor de los casos, la rasca.
Ella, la bruja, fue tan descarada que me dibujo lo que le iba a hacer a mi pobre orejita, pues claro, para ella eso es como para mi hablar de una cuña de radio o de un titulo para un aviso. Y aunque ahora que lo pienso tienen algo en común: La sangre.
La sangre que iba a salir de mi oreja, y las ideas que salen con sangre. En fin.
La hice jurar que nada me iba a doler y ella lo hizo. Eso no me tranquilizo, y nada podría hacerlo porque sabía que desde ese momento no volvería a ser igual.Y es que no se puede ser igual sin un pedacito deoreja.
Asi fue, me cortaron un pedacito, diminuto obviamente, pero lo vi. Casi que puedo decir que lo cargue y que ahora lo extraño.
Bruja, ¿será que tiene una colección de pedacitos de oreja? ¿será que les pone nombres? ¿será que el mio le parece el más lindo?
Aquí termino con ese par de preguntas.
Si, mi orejita está bien. La que quedó triste fui yo.
1 Comments:
Paula, debe ser familiar de Mike Tyson. Agradecé que no te la mordió.
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